Por: Laura Medina Hernández
Hay momentos en los que vivir te causa miedo; Pensar en el futuro, en el presente, en tu entorno, en tu trabajo, en tus relaciones. A veces, pensar da miedo y ver la realidad también.
Orgullosamente colombiana y con miedo, con miedo de lo que ha sucedido y de lo que pueda ser mi país en futuro. Hace pocas horas vi un video en el que una niña de no más de 7 años estaba montando bicicleta y al ver acercarse a unos policías, deja su bici y sale corriendo hacia su mamá. También tenía miedo.
Eso genera temor, temor de pensar que la violencia se "normalice". Es difícil creer que hay bandos y que simplemente no somos seres humanos, somos menos que eso: opuestos.
Tengo miedo de que la empatía se quede a un lado o peor, que nunca logre tener el protagonismo que, desde mi verdad, debería tener.
Enfrentarse al mundo puede dar miedo, ver la posibilidad de perder a quienes más quieres dan ganas de llorar y genera una presión en el pecho, que sólo quien la ha sentido podrá describirla.
Pensar que puedo repetir errores del pasado y no aprender de ellos, me causa temor.
Pero es natural sentir miedo. Me recuerda que estoy viva y que puedo seguir, no luchando contra el miedo, sino aliándome con él para avanzar. Con la certeza de que puedo sentirlo, que no es permanente y que puedo utilizarlo a mi favor para impulsar mis sueños, disfrutar a quienes más quiero y ser la mejor versión que puedo ser.
Es natural sentir miedo.
